Barbarian Prince - Partida B Finalizada

Saludos a todos.

Dado el savoir faire de Makarren narrándonos de forma tan maravillosa la partida que está jugando con el Barbarian Prince, me he animado a darle la réplica. La verdad es que a mí me cuesta mucho más con los Print&Play, por el trabajo de montar, asimilar un sistema, etc... Pero desde el primer momento en que pude mirar con algo de calma este juego, el inconfundible aroma a libro-juego de Lucha-Ficción me animó a probarlo. Además, únicamente he impreso el mapa y la ficha de contadores (comida, resistencia), por lo que el trabajo ha sido nulo y sin la menor complejidad manual, apto para manazas como servidor. Tras resolver algunos problemas de reglas, me dispuse a jugar.

Bueno, ante todo cabe destacar que Makarren es mucho mejor estratega que yo, pero siempre le reprocho que no da el suficiente espectáculo. Es un tipo gris,eficaz y diligente en su trabajo, pero no se aparta un milímetro del guión establecido; se diría que es funcionario. Por eso, dado el escaso tono heroico de su partida, he decidido intervenir yo. En nuestras partidas, soy conocido por mis tácticas arriesgadas, propias de una mente estratégica privilegiada, pero que por azares del destino, en muchas ocasiones fracasan.

Esta partida ha sido un buen ejemplo de ello. Desde luego, el final, por inesperado y sorprendente, está a la altura de mi leyenda. Sin más dilación, os dejo con la primera partida B de Barbarian Prince.

Día 1

Tras abandonar en las cercanías del río Tragoth a mi fiel servidor Ogab, me dispuse a cruzarlo para huir de la guardia real mercenaria, que además de deponer a mi padre del trono, ha puesto precio a mi cabeza. Pero el endiablado cauce me confundió, y tras estar todo el día perdido por sus alrededores, acabé llegando aproximadamente al punto de partida. Para mi desgracia, me encontré con uno de los malnacidos guardias servidores del usurpador que robó el trono de mi padre. Dispuesto a morir o a bañar de sangre a mi fiel Bonebiter a costa de aquel traidor que ultrajaba la memoria de mi padre, cargué lanzando un juramento y acabé con su miserable existencia sin grandes dificultades. Tras registrar su cadáver y obtener 3 monedas de oro que portaba, tuve que dedicar el resto del día a conseguir algo de comida mediante la caza. Esta fue bastante satisfactoria, y tras obtener cuatro piezas de caza menor, pude saciar mi hambre, y guardar algo para los días próximos. Tras esto, escogí un lugar adecuado y me dormí embozado en mi capa.

Día 2.

Finalmente pude cruzar el traicionero río Tragoth a través de un vado. Para mi desgracia, el paso que encontré estaba guardado por una fiera criatura, gigantesca y con una enfermiza mirada que denotaba toda su malignidad. Armado de valor, me enfrenté a ella con mi fiel espada, pero cual fue mi sorpresa al comprobar cómo mi arma apenas hacía efecto en su dura piel. La piel del troll restañaba automáticamente sus heridas, y cuando comprobé con terror el hecho, tuve que huir, pudiendo ocultarme de la persecución del maligno troll entre unas rocas. Entonces reparé en las heridas que el maléfico ser me había hecho. Aún podría aguantar más daño, pero esas heridas no tenían buena pinta. No pude cazar ese día, oculto como estaba entre las rocas. Así que comí algo de la caza del día anterior y me dormí.

Día 3.

Me alejé lo más deprisa que pude del río Tragoth. Bastante dolorido por las heridas recibidas en el combate contra el troll, deambulé el resto del día por las llanuras cazando y evitando posibles encuentros que podrían ser fatales en mi débil estado.

Días 4 y 5.

Pasé ambos días recuperándome de mis heridas y cazando para obtener sustento. Nada digno de ser reseñado sucedió. Por fin volví a estar en un estado físico razonable; no estaba en perfecto estado pero podría aguantar un combate con garantías. La caza había sido exitosa, y tenía abundante comida, por lo que dediqué el resto del día a planificar mis siguientes pasos.

Día 6.

Tras descansar y reponerme, me puse en marcha en dirección a Cumry a través de los bosques. En mi periplo por las frondosas masas verdes, topé con una gigantesca fortaleza élfica. Sus guardianes me observaron y pensé que aquí podría reclutar algunos valientes aventureros que estuvieran dispuestos a ayudarme en la recuperación de mi trono, pero lo único que conseguí fue que me arrestaran. No pude resistirme, toda la guardia se lanzó sobre mí. Se me acusó de haber imcumplido unos preceptos élficos de difícil comprensión para mí; al parecer, el bosque había sido mancillado. Yo era el culpable. Y fui condenado a muerte. Me despojaron de mis armas y posesiones y me arrojaron a una celda lóbrega y fría.

Día 6.

Pasé todo el día buscando un medio para escapar de mi prisión. Mi condena a muerte es firme, y cada día que pasa tengo menos posibilidades de salir con vida. Si ésta se retrasa lo suficiente, podré averiguar una manera de escapar de aquí.

Día 7.

Finalmente debo encontrarme con el verdugo y enfrentarme a la muerte. Sólo un día después de mi encarcelamiento, mis captores me sacan a empellones de la cárcel y me llevan al patíbulo. Los habitantes de la fortaleza están reunidos para ver mi muerte. Me colocan el dogal, y mientras me balanceo bajo la horca, mi último recuerdo lleno de odio es para aquellos que mataron a mi padre y me enviaron a mí a la muerte.

Comentarios

  1. Jajaja... pobre Carl Arath...

    Me ha gustado mucho tu narración. Estoy impaciente por leer alguna otra, a ver si esta vez llegas más lejos, ahora que ya eres un experto en el juego.

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  2. Voy a empezar otra partida en breve. En esta ocasión, me pondré directamente, como indican las reglas, un 3 en astucia e ingenio, porque en esta partida tenía la puntuación mínima y esa tirada me mandó a la cárcel, así que imagínate hasta qué punto esa puntuación es importante para resolver lances muy diversos.

    Eso sí, de experto en el juego nada, ya te comentaré unas dudas de reglas que tengo.

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  3. Yo también empecé con Astucia e Ingenio 2...

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